Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico
de dos partidos en el poder. El Partido Conservador, dirigido por el
propio Canovas del Castillo y heredero del moderantismo, y Partido Liberal,
liderado por Sagasta, al que se unirán progresistas y demócratas del
Sexenio. Sagasta a menudo hablaba como un progresista radical, pero actuaba
de una manera moderada y pragmática.
El sistema de turno tuvo la gran virtud de
garantizar la alternancia pacífica en el poder, poniendo fin durante
un largo periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos.
Sin embargo, el turno fue un puro artificio político, destinado a
mantener apartados del poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho
sistema diseñado por Cánovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento
obrero, los regionalismos y nacionalismos.
El turno en el poder no era la expresión de la
voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los partidos lo
acordaban y pactaban previamente. Una vez acordada la alternancia, y el
consiguiente disfrute del presupuesto, se producía el siguiente mecanismo:
-
El Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno y le otorga el decreto de disolución de Cortes
-
El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas, “fabricaba” los resultados mediante el “encasillado”, la asignación previa de escaños en los que se dejaba un número suficiente a la oposición.
Este sistema de adulteración electoral no fue único de la
España de la época, el “transformismo” en Italia y el “rotativismo” en
Portugal fueron sistemas similares
El caciquismo
El fraude electoral generalizado que caracterizó el
sistema del turno tiene lugar en el contexto de un país agrario y atrasado.
La clave de la adulteración electoral estaba en los “caciques”, que
eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales
acordados por las elites de los partidos.
Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la
España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes...),
quienes siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia,
amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido a su vez informados
por el ministro de Gobernación de los resultados que "debían" de salir en
sus provincias, siguiendo el "encasillado" acordado por las elites
políticas.
Los métodos desplegados por los caciques durante los
elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de
votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de
préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas
estatales...); o simplemente trampas en las elecciones, el conocido
popularmente como el “pucherazo”.
La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abrió
el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y
Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo (1885) el
funcionamiento del sistema de turno.
En el denominado "gobierno largo" de Sagasta (1885-1890)
se aprobaron diversas medidas de reforma política:
-
1887 Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura
-
1890 Sufragio universal masculino