Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en
que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor
Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando
cuando ya se está endeudado hasta al cuello…
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está,
cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el
Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede
mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar
endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo,
precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los
impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no
gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de
pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de
Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de
gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan
soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres.
Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…,
siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para
compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.
En este diálogo entre Colbert y Mazarino de hace ya mucho tiempo se refleja una situación que está de actualidad en los tiempos de crisis que vivimos. Como nos dice en el texto, cada día nos cobran más y más impuestos, pero llega un momento en el que los pobres no pueden pagar más y los ricos no lo quieren hacer. es ahí cuando Mazarino dice que se deben crear impuestos sobre los que no son ni ricos ni pobres, la clase media que sueña con enriquecerse y teme llegar a ser pobre, por lo que trabaja día a día y no se queja de los impuestos adicionales que le cobren. En la actualidad esto también está ocurriendo, lo vemos en las subidas de impuestos como el IVA y los numerosos recortes que está sufriendo la sociedad española, centrados principalmente en la figura de la clase media que está siendo la más castigada.
martes, 18 de diciembre de 2012
Comentario desamortización
La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII por Godoy (1798), ministro y favorito de Carlos IV, y cerrado ya muy entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924).
El concepto "desamortizar" hace referencia a privar a alguien de una
propiedad si no la explota correctamente; es decir, si dicha propiedad
está en poder de manos muertas.
Una plena producción agrícola a fin de acrecentar la prosperidad y
poder de la nación hacía necesaria aquella desamortización. Obviamente,
esto iba en menoscabo del poder que tradicionalmente habían detentado
los estamentos eclesiástico y nobiliario.
Así pues, la desamortización consistió en la expropiación forzosa y subasta pública de las tierras y bienes hasta entonces inalienables; es decir, propiedades desatendidas por parte de la Iglesia Católica o las órdenes religiosas y que fueran acumuladas por aquellos habituales beneficiarios de donaciones, testamentos y abintestatos. También se contaron en la magna operación los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública.
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fue usada principalmente para vender las propiedades de la Iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial, industrial... a esa tierra. Las desamortizaciones hicieron que España viese rotas sus relaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamortizaciones en este tiempo fueron las de Mendizábal y Madoz.
Así pues, la desamortización consistió en la expropiación forzosa y subasta pública de las tierras y bienes hasta entonces inalienables; es decir, propiedades desatendidas por parte de la Iglesia Católica o las órdenes religiosas y que fueran acumuladas por aquellos habituales beneficiarios de donaciones, testamentos y abintestatos. También se contaron en la magna operación los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública.
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fue usada principalmente para vender las propiedades de la Iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial, industrial... a esa tierra. Las desamortizaciones hicieron que España viese rotas sus relaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamortizaciones en este tiempo fueron las de Mendizábal y Madoz.
lunes, 17 de diciembre de 2012
Comentario diezmo
El diezmo es un impuesto del diez por ciento que se debía satisfacer a diferentes estamentos, tales como, antiguas repúblicas, monarquías, señoríos, o a la «planta eclesiástica» vinculada a estos, que se abonaba en razón de obtener alguna contra-prestación o utilidad como «contribuyente», razón que fue diversificada durante las respectivas épocas. Este impuesto es propio de la edad media y, como vemos en este texto, hay lugares en los que sigue vigente, como el caso que se nos describe y además en Galicia. Yo creo que el pago del diezmo es algo muy injusto, que ya se suprimió hace mucho tiempo y que, por lo tanto, se debería de eliminar este caso cuanto antes, puesto que de no hacerlo nos situaría en la Edad Media.
Mapa divisiones territoriales españa después J. Burgos
Esta reforma llevada a cabo por Javier de Burgos en 1833 se ha mantenido
prácticamente sin cambios a nivel provincial hasta la actualidad.
Dividía el territorio español en 49 provincias a partir de un criterio
racional, con un tamaño relativamente homogéneo y eliminando la mayor
parte de los exclaves y enclaves propios del Antiguo Régimen. A su vez,
agrupaba las provincias en regiones con un carácter meramente
clasificatorio, sin reservar para estas regiones ningún tipo de
competencia u órgano administrativo o jurisdiccional común a las
provincias que agrupaban. La organización territorial era la
siguiente:Destaca como principal diferencia que las islas Canarias no
habían sido divididas en dos provincias hasta la fecha, siendo Santa
Cruz de Tenerife su capital. En 1927, con la aparición de la provincia
de Las Palmas, se aumentó el número de provincias a 50. Otra diferencia
es que la mayoría de los estatutos de autonomía toman de base esta
división, salvo aquellos que tienen que ver con la región de León, la de
Castilla la Vieja y la de Castilla la Nueva.
Mapa divisiones administrativas España antes J. Burgos
Tras el levantamiento del general Riego, durante el Trienio Liberal
(1820–1823), se impulsa la construcción del Estado liberal, y con él se
promueve una nueva división provincial, aunque primero se recuperan las
diputaciones de 1813. Se trataba de que esta división alcanzara a todo
el país, sin excepciones, y fuera la trama única para las actividades
administrativas, gubernativas, judiciales y económicas, según criterios
de igualdad jurídica, unidad y eficacia.
En enero de 1822 se aprueba, con carácter provisional, una división
provincial de España en 52 provincias.
Algunas de estas provincias aparecen por primera vez, como las de
Almería y Málaga (desgajadas del tradicional Reino de Granada), Huelva
(del Reino de Sevilla), Calatayud o Logroño, y otras aparecen con nombre
nuevo como Murcia o las Provincias Vascongadas.
Este proyecto hace pocas concesiones a la historia, y se rige por
criterios de población, extensión y coherencia geográfica. Hay una
voluntad de superar los nombres históricos, prefiriéndose los de las
ciudades capitales. Tampoco se respetan los límites tradicionales de las
provincias, configurando un mapa nuevo. Se eliminan los enclaves de
unas provincias en otras, si pertenecen a distintos reinos, pero se
conservan muchos enclaves cuando se hallan dentro del mismo. Este
proyecto generó intensos debates por el número de provincias y la
capitalidad, pero no dejaron de ser cuestiones menores.
En 1822 se restablecieron los intendentes provinciales como delegados de
Hacienda. Pero la caída del gobierno liberal y la restauración del
absolutismo dio al traste con el proyecto. En 1823 se restablecen las
provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a
entrar en vigor.
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